Los siguientes dulces conmemoran cada 1 de noviembre la festividad del día de todos los Santos, la más dulce tradición hace que se consumen los deliciosos “buñuelos de viento” y “huesos del santo”.
Los “buñuelos de viento”, son bolas de masa elaboradas con harina de trigo, manteca y
huevos, fritas en aceite, que pueden estar rellenos de crema pastelera, chocolate, o nata y otros rellenos como café, cabello de ángel o batata.
Los buñuelos empezaron a consumirse en palacios y conventos durante la Edad Media, extendiéndose más tarde su elaboración a casas particulares y después a obradores de pastelería.
En España se conoce su existencia ya en el siglo XVI como parte de la cocina de aprovechamiento. Hasta 300.000 kilos se venden estos días en las pastelerías de la región.
Los Buñuelos, una vez elaborada su masa pasamos a freírla en abundante aceite y a una temperatura alta para que el buñuelo se haga bien y suba y se vaya dorando. Al echar la masa se irá inflando y cogiendo forma de buñuelo.
Una vez fritos, los dejamos enfriar, escurriendo el aceite, y pasamos a rellenarlos a mano con manga pastelera.
Los huesos de santo, empiñonados y almendrados tienen un claro origen árabe como todos los dulces elaborados a base de almendra, miel y azúcar.
Huesos de santo: estos dulces canutillos, elaborados con almendras (mazapán) aunque originariamente estaban rellenos de dulce de yema, en la actualidad existe una amplia variedad de sabores como chocolate, coco, yogur,…etc. Los huesos de santo y buñuelos rellenos también se transforman en un sinfín de sabores y colores para todos los gustos para celebrar la noche de Halloween.